
El Reino de Navarra fue uno de los reinos medievales de la península Ibérica.
Fue el sucesor del Reino de Pamplona, fundado en torno a la capital navarra en 824, según establecen la mayoría de los historiadores.
Tras unos primeros años de expansión y la posterior merma territorial a manos de Castilla y Aragón, el Reino de Navarra se estabilizó con dos territorios diferenciados: la Alta Navarra, al sur de los Pirineos y en la que se encontraba la capital y la mayor parte de la población y los recursos, y la Baja Navarra o Navarra Continental, al norte de la cordillera pirenaica.
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